El Cielo de Salamanca, un tesoro cultural
En el corazón de la histórica Universidad de Salamanca, entre sus centenarios muros, se encuentra un tesoro oculto que ha dejado boquiabiertas a generaciones de estudiantes y visitantes: «El Cielo de Salamanca». Esta joya artística se encuentra en el interior del Museo de la Universidad, en las Escuelas Menores, donde los jóvenes estudiaban bachiller antes de poder acceder a alguna de las carreras que allí se desarrollaban.
Originariamente se encontraba en la antigua biblioteca de la Universidad. A lo largo de los años, debido a las continuas reformas que se realizaron en el edificio, sufrió deterioros hasta que, finalmente, el claustro decidió tapiarla con un falso techo. En 1901 fue redescubierta y tras su restauración en los años 50 se trasladó a su ubicación actual, donde sólo se conserva una tercera parte de la obra.
En esta joya artística solo podemos contemplar 5 signos del Zodiaco -Leo, Virgo, Escorpio, Sagitario y Géminis- aunque originariamente sí estaban representados los 12 signos además del Sol y el planeta Mercurio, 10 constelaciones, de las cuales, 4 son boreales -Boyero, Hércules, Ofiuco y Serpiente- y 6 son australes -Hidra, Crátera, Cuervo, Centauro, Ara y Corona Austral- y los 4 vientos -Céfiro, Austro, Euro y Bóreas,- ubicados en los extremos inferiores.
Este misterioso fresco celeste, que alguna vez fue un compendio completo del cosmos, refleja la fascinación que había en el Renacimiento por las estrellas y su profundo interés en la astrología y la astronomía. En esta época, se recuperaron los textos de la astrología antigua, en concreto los de Ptolomeo para su estudio. Este fervor intelectual y social -se creía que los astros tenían una influencia significativa en la vida de las personas y en los eventos terrenales- condujo a la creación de una cátedra en la Universidad de Salamanca, alrededor de 1460, donde se enseñaba una combinación de astrología, astronomía y cosmografía. Tal vez sea este contexto el que motivó al claustro a encargar a Fernando Gallego una obra que fusionara la belleza de los astros con el profundo conocimiento astronómico y astrológico de la época.
Fue a finales del siglo XV, cuando el también autor de “La Piedad” (Museo del Prado, Madrid), terminó su encargo, decorar la bóveda de la antigua biblioteca de la Universidad de Salamanca con dibujos detallados que representan constelaciones, planetas y signos zodiacales, creando en su conjunto, una representación celestial en el techo del edificio.
Es probable, que el claustro de la Universidad no solo decidiera pintar la bóveda de la biblioteca con estos motivos de astrología y signos del Zodiaco por la recuperación del interés por esta materia y la creación de una cátedra, sino que quizás también pretendieran recordar con ello a los estudiantes y académicos que asistían a la universidad que el estudio de las artes y las ciencias, incluida la astronomía, era una parte esencial de la educación y el saber en esa época. Además de que el saber no tenía límites y que incluso los secretos del universo podían ser descifrados a través del estudio y la reflexión.
Algunos historiadores y astrónomos se preguntaron qué inspiró a Fernando Gallego a pintar con dichos dibujos la bóveda y si lo representado era el cielo real en una determinada fecha de la época. Algunos de ellos dijeron que posiblemente siguió las indicaciones de los astrólogos y astrónomos de la Universidad, los cuales basaban sus cálculos en el sistema geocéntrico de Ptolomeo, como por ejemplo el astrónomo Zacut, que por aquellas fechas se encontraba en Salamanca. Otros llegaron a afirmar que la pintura representaba la posición de las constelaciones durante el mes de agosto, cuando el Sol está en la constelación de Leo. Según el astrónomo de Münster Hilmar W. Duerbeck, las fechas más próximas a la representación de la pintura que cumple con estas condiciones eran las comprendidas entre el 14 y el 29 de agosto del año 1475, cuando la posición del Sol está en Leo y Mercurio en Virgo, con la ausencia de la Luna y del resto de los planetas. Otros que el pintor se inspiró en iconografías o representaciones pictóricas en iglesias italianas del s. XV como la cúpula de la sacristía Vecchia de la basílica de San Lorenzo de Florencia, pintada entre 1442 y 1446, unos 40 años antes que “El Cielo de Salamanca”.
Lo cierto es que el pintor no tenía ninguna pretensión de representar un cielo real, porque la presencia de la constelación de Centauro carece de sentido, pues en el siglo XV no era visible desde Salamanca. Como se ha demostrado, Fernando Gallego consultó y se inspiró en los grabados mostrados por el Poeticon Astronomicon de Cayo Julio Higinio, filósofo y astrólogo nacido en el Levante ibérico, en la ciudad de Valencia.
«El Cielo de Salamanca», es un tesoro cultural que no debes perderte, es un recordatorio de la rica historia de esta institución y su compromiso con el conocimiento en todas sus formas. Ha atraído a visitantes de todo el mundo que quedan maravillados por su belleza y significado histórico. Si aún no lo conoces… ¡Ven a descubrir este pedazo de historia celestial en el corazón de Salamanca! ¡No te pierdas el Patrimonio astronómico de la Universidad de Salamanca! ¡Maravíllate con las pinturas de los signos del zodiaco en la bóveda de las Escuelas Menores de la Universidad!
Aunque en la actualidad se ve a la astrología con malos ojos, por su carácter de pseudociencia, no hay que olvidar que grandes astrónomos como Ptolomeo o Kepler también fueron astrólogos. Y lo más interesante, los grandes descubrimientos astronómicos que se produjeron en el XVI y en el XVII, en particular los que llevaron a cabo Copérnico y algunos de sus seguidores, fueron protagonizados por reformistas de la astrología, convencidos de que una mejora en los cálculos matemáticos y en el conocimiento de la mecánica celeste eran fundamentales para mejorar los pronósticos astrológicos, cada vez más alejados de la mera adivinación.
Metadescripción
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